En general, lo que resulta ser una práctica deportiva divertida, educativa y formativa, a veces por diferentes factores externos o internos, pasan a dificultar esa evolución integral de los niños. La presión que tienen hoy en día los deportistas de categorías base aparece prácticamente desde que nacen, encontrándonos frases como: “Mi hijo va a ser del Madrid”, “Mi hijo practicará fútbol”, dicha presión se quiere parecer cada vez más a la de un equipo de primera división; se presiona con los resultados, con el ganar como único objetivo, la afición responde con la misma ansiedad que si vieran un Madrid-Barca en el bar con los amigos, con que su hijo es mejor que el otro, porque el mío metió 5 goles y es un fenómeno, con qué si es preciso meter una patada para salir airoso de la jugada está permitido y nos encontramos con padres y entrenadores que además los motivan.
Me pregunto ¿Y el esfuerzo?¿alguien se acuerda de él? un valor tan bonito y tan enriquecedor que a día de hoy pasa desapercibido en muchos clubes de fútbol base, cuando debería de ser el principal objetivo, con esto quiero haceros reflexionar tanto a padres como a entrenadores y cualquier técnico que esté en contacto con deportistas, trabajando y educando, la competición no está reñida con la educación por lo que debemos dar ejemplo, comprender que hacer deporte tiene un importante valor educativo independientemente de la clasificación . Ésta presión hace que convirtamos los partidos del fútbol base, semana tras semana en continuas luchas y peleas, en gritos, en malas caras, todo por ganar, olvidándonos de que los valores también juegan.
¿Por qué no les dejamos crecer? No se dan cuenta que no tiene sentido acelerar y poner en peligro el proceso de formación de sus hijos. En la vida a medida que crecemos, todo se acaba convirtiendo en una competición: sacar buenas notas para elegir carrera en la universidad, puestos de trabajo, dinero… ya tendrán tiempo para competir, ganar y perder. Si nos paramos a reflexionar, veremos que lo mejor para estas etapas es que puedan disfrutar con tranquilidad y sin presión del deporte. Conseguiremos una formación integral como deportista y como persona, dejando que poco a poco ellos decidan las cosas que les motivan.
También hay padres y entrenadores que educan en valores, que los animan, los apoyan y que no le dan importancia a los resultados. Solamente les interesa que sean felices, que disfruten practicando el deporte que ellos han elegido, que adquiera unos hábitos saludables, que respete a sus compañeros, a los rivales, al árbitro, a su entrenador etc.. Estos aunque sean los menos, yo les apoyo para que sigan animando a sus hijos, estando siempre cerca de ellos, elijan el deporte que elijan, sin presión de ningún tipo. Lo importante es que disfruten practicando deporte y de algo tan bonito como el fútbol y no olvidarnos de que ¡los valores también juega!.
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